Para mi luna de miel, en septiembre de 2010, escogí Grecia como destino. No tenía muy claro los encantos del país, pero no sabía donde ir, encontré un billete barato Madrid-Atenas y ese fue el punto de partida.
Pasamos unos días en Atenas, donde pudimos recorrer sus impresionantes ruinas, así como el Museo Nacional. Fueron días de mucho calor y cansancio, pero también de imágenes increíbles.
Todo lo que se pueda decir de la Acrópolis se queda corto. Es espectacular, pone la piel de gallina. Es un recorrido un poco empinado que bajo el calor se hace duro, pero merece la pena. Además del famoso Partenon se pueden encontrar otros monumentos igualmente trascendentes como el Odeon de Herodes Ático, donde aun se celebran espectáculos o el Erecteion, con sus columnas en forma de Cariátides.
Fuera de la Acrópolis, la ciudad está sembrada de monumentos y ruinas, como el Templo de Zeus Olímpico, con unas columnas de un tamaño increíble o la puerta de Adriano.
Pero Atenas también es el encanto de sus barrios, como Plaka o el mágico Monastiraki. Plazas tan conocidas como Sintagma, en el centro de la ciudad y Omonia, llena de turistas. La famosa calle Ermou, la «calle de las tiendas» que hay en toda gran ciudad, pero con maravillosas iglesias en sus alrededores.
Precisamente en la zona de Sintagma se puede observar, junto al Palacio Presidencial, el cambio de Guardia de los soldados de la Guardia Presidencial con su traje tradicional. Es muy pintoresco y se puede ver como la acera está desgastada por sus pasos.
Otra cosa por la que Grecia y también Atenas destacan es por su gastronomía, que ya sabréis que es la parte que más me interesa de cada viaje. Platos deliciosos que puedes encontrar por todas partes, desde el célebre gyros, su particular versión del kebab, hasta la célebre moussaka, pasando por ensaladas de berenjena, cómo no, la ensalada griega o el delicioso yogur griego, un postre de lujo que nada tiene que ver con el que nos ofrecen aquí las marcas comerciales, por mucho jroña que jroña
Hasta aquí mi pequeño resumen de mi viaje a esa ciudad maravillosa que es Atenas. En próximas entradas os hablaré de la segunda parte de ese viaje, las islas griegas.
Ohh me encanta esta sección 😀 Definitivamente la gastronomía es lo mejor de viajar, qué pinta todo! De mi viaje a Atenas no recuerdo mucho, pero sí la sensación que comentas estando en la Acrópolis… impresiona. Recuerdo que los griegos nos llamaban «hermanos del Mediterráneo» 🙂
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