Pues esta receta apareció ahí de la nada. Mi marido suele ser el que cocina en casa y me hace hasta la merienda. Pero hoy me dijo que le gustaría que le hiciera la merienda yo alguna vez y mientras estaba fuera de casa decidí ponerme a ello. Abrí la nevera y con lo que había salió esto. Lo bueno de esta receta es que es muy abierta a la improvisación. Puedes cambiar los ingredientes a tu gusto o según lo que tengas a mano en ese momento.
Ingredientes:
- Pan de molde (6 rebanadas)
- 2 huevos
- Medio yogur natural o medio vaso de leche
- Fiambre o equivalentes (jamón cocido, lomo embuchado, queso, salchichas…)
- Queso de cabra, unos 40 gramos
- Mantequilla
Preparación:
Lo primero es aplanar el pan de molde con un rodillo de amasar hasta que quede bien compacto. Recomiendo usar un pan de molde de calidad. El que yo tenía en casa era malo malo y costaba bastante meterlo en los moldes sin que se desmigara. A continuación se unta cada rebanada con mantequilla por una cara, que será la que esté en contacto con el molde, de los de metal de magdalenas. Se acomoda una rebanada en cada hueco del molde intentando que lo cubra lo mejor posible.
A continuación se baten los huevos y se mezclan bien con el yogur. Se le añade el relleno escogido picado en trozos pequeños, sal al gusto y si se quiere alguna especia o hierba aromática. También añadí trozos de queso de cabra que dan muy buen resultado con este tipo de preparaciones.
Se vierte una parte de la mezcla en cada uno de los huecos que ha formado el pan de molde y se hornea a 200º durante 15 o 20 minutos o hasta que el relleno cuaje y al introducir un palillo salga limpio. Es aconsejable poner la bandeja en la parte baja del horno y si vemos que el pan se empieza a dorar de más, se puede bajar la temperatura a 150º hasta el fin de la cocción.
Y ya que esta receta la verdad que no tiene «chicha» alguna, voy a añadir un «bonus» que consiste en el último postre a base de café que he preparado. Se conoce como affogato y no es más que una bola de helado, generalmente de vainilla, aunque yo hice trampa y puse vainilla con nueces caramelizadas, mmmmm, a la que se le añade café recién hecho y si queréis, un chorrito de licor o Baileys. Es la muerte en taza, no puede estar más rico.
Así que nada, como veréis no me he quedado calva precisamente de tanto trabajar ni pensar para hacer esta entrada, pero también es interesante tener a mano ideas así, rápidas y cómodas para cuando no tenemos el día cocinillas. Espero que lo probéis y que os guste tanto como a mí.