Bueno, por más que quiero mantener este blog actualizado no hay forma. Supongo que para escribir o para hacer cosas tengo que estar tranquila e inspirada y últimamente ni uno ni otro. Como sabréis los que me conocéis, Tufi se perdió hace unos días y nos dio un susto de muerte, con lo que nuestro viaje a Polonia se vio truncado. Por ello la entrada que iba a escribir sobre Cracovia está postpuesta. Ahora mismo los recuerdos que tengo de la ciudad están empañados y ni ver las fotos quiero. Ya se me pasará el trauma.
Sin embargo una vez pasados los tres peores meses del año para mi gusto, que son enero, febrero y marzo, estoy recuperando mi optimismo. A ver si sale el sol para quedarse de una buena vez y con sol todo es más fácil.
Los americanos suelen hacer limpieza de primavera, será que con la alegría de que mejora el tiempo les apetece limpiar. A mí no, pero es que ni en primavera ni en verano ni en ningún momento. Pero sí que me apetece hacer cosas que pongan mi vida un poco más en orden, así que os voy a contar algunos de los propósitos que tengo para aprovechar esta estación.
- Cambiar la ropa de cama. No hablo de lavar las sábanas y eso, que supongo que lo hacemos todos regularmente, sino sustituir los tonos más apagados por otros más alegres. Entiendo que no a todo el mundo le gustan las flores. A mí sí me gustan las flores así que toca poner la cama muy primaveral. Si os gusta el negro pues la ponéis negra. Lo importante es sentirse bien en ella.
- Enderezar los menús. A mí en invierno no me apetece más que comer dulces, hidratos y cosas engordantes y no tan sanas porque total el tiempo es un asco y en ese caso quedarse en el sofá debajo de una manta con un chocolate no puede sonar mejor. Pero el buen tiempo y los días más largos a mí me hacen pensar en comida fresca y más ligera. Así que intentaré volver a la fruta y la verdura y los postres menos pesados.
- Salir de casa. Hay gente que disfruta saliendo al frío. A mí me asquea. El cielo está gris, el ambiente desapacible, los días son cortos y oscuros y al final no tengo ganas de nada. De hibernar en mi cueva y poco más. Solo le veo un poco de gracia al invierno si estás en una zona en que el invierno es invierno y tiene sus peculiaridades. Aquí en Canarias es algo descafeinado y aburrido. El horror. En primavera empieza a ser ya otra cosa.
- Ordenar y librarse de trastos. La apatía generalizada conduce al caos doméstico. Y el caos conduce de nuevo a la apatía y la desidia. Al final en vez de una casa encuentras un campo de batalla. El paso del tiempo hace que haya ropa o útiles desgastados por el uso o simplemente que ya no pintan nada en casa. Y las rebajas han traído otros nuevos e ilusionantes. Pues nada, a tirar-donar-guardar según proceda. El espacio limpio y vacío es más luminoso y ya habíamos quedado en que nos gusta la luz.
- Decorar. Una vez que la casa está ordenada podemos aprovechar para darle un nuevo toque a ciertos rincones que marquen la diferencia. Puede ser con unas flores frescas, unas macetas, unos complementos decorativos comprados o DIY o ya si nos liamos la manta a la cabeza hasta un cambio de pintura. El límite lo ponemos nosotros.
Bueno, pues ya os contaré si al final lo hago todo o no lo hago o se queda todo en el cajón de los proyectos pendientes esos que tenía que haber hecho pero no hice, que a estas alturas de mi vida tiene unas proporciones astronómicas.